lunes, 30 de noviembre de 2009

La incomodidad del silencio


Tu mente creerá que temo. Te ríes por dentro porque temo, te sientes segura.

En un pequeño espacio de tiempo puedo tocar la frontera del universo con el pensamiento, con las sensaciones, con tu esencia. Puedo imaginar la alegría de permanecer quietos sin pensar, comer, correr, comprar... simplemente vulnerar el tácito momento con un toque de paz.

Entre las hojas puntiagudas se reflejan algunos rayos de sol. Generalmente no los aprecio, pero cuando se crea la oportunidad, se presencia una constelación de luminosidades que están dentro de un caleidoscopio, de sentimientos revueltos en algunas nauseabundas vísceras estomacales.

Y las nubes. Adornan la simplicidad de los rincones en un océano espacial, en donde cualquier sonrojado joven, quisiera navegar en el. Y naufragar con quien todavía se ríe en su interior. Pero a tu lado.

Obligaciones buscan a sus dueños, mientras que el tiempo alimenta la cordura, y las ansias de sentir el sabor del damasco en mi cuerpo genera este silencio. Que no se tome como una orden, sino como un camino que debe ser tergiversado; como algo que debe permanecer en el olvido, ya que el dueño se encuentra a 1500 metros bajo tierra, o quizás en el espacio exterior. Simplemente respiro lastimosa compasión. Pero me gusta

Será como una paliza?? Pero quizás lo he determinado así. Quizás al cactus le dé por caminar. Qué pensarán los perros de la lluvia?? Qué culpa tienen las arañas de ser así?? ...aunque no se desee será así, ya que no creo poder ser la ayuda que buscará cuando yo no esté.



Todo es tan rutinario, y creo que se debe a mi frágil corazón.