martes, 8 de marzo de 2011

La ilusión no puede ser razón.


Ni las lágrimas se hacen muchas para comparar el dolor del alma.

Ella ríe, yo me apago.. para ella es más fácil. Se hace fácil esconder, se hace fácil aparentar y se hace fácil sentir que nada pasó.

En soledad me siento más acompañado, acompañado me siento más solo.

¿Y crees que es sencillo? No tanto para mí como lo es para ti.

Veo tu reflejada sonrisa como si encontraras ansiada libertad anhelada. Te veo, más de lo que tú piensas.. a veces estoy más cerca de lo que crees.. y me apena ver lo que veo, lo que leo…

… y lloro.

Creo que mereces la libertad de acción. Tuviste represión durante toda tu vida.. ahora eres libre como siempre haz querido, pero te prometo ser la espina que se clave en tu conciencia cada vez que te acuerdes de esos momentos, los que reíste conmigo.

Lo que tú crees que piensas es que estás triste, y tratas de sopesar mi dolor uniéndote… pero no. Por dentro sientes que no necesitas de mí. Por favor, sincérate y dime que quieres ser libre. No atormentes a este gris corazón, no ilusiones que decaigo más aún, no sonrías que mi tristeza no depara gravedad alguna.

Y ahora, sentado en la tierra campestre, noble y acogedora, me dan ganas de estar debajo de ella, como los ventrículos drenan el carbono, secándome, decantándome. Oxidándome y enterrando un cuerpo usado y un corazón desgastado y agujereado por maltrato, y olvidado en las cenizas.


Y el mundo es así: inversamente proporcional a las necesidades y deseos de cada persona. Por eso se hace tan difícil permanecer en él.