En mis momentos, el automatismo y los procesos mecánicos desertan.
En mis momentos, la capacidad momentánea y etérea aumentan.
En mis soledades vivo, cuando vivo dejo de pensar.
Cuando dejo de pensar, puedo imaginarte.
En mis momentos, el aire no circula,
el agua nunca se evapora y las hojas de los árboles resisten.
En mis momentos, las esencias encuentran el camino
y buscan vuestra complacencia.
En mis momentos, la realidad es surrealista,
y tú estás respirando a mi lado.
Te beso bajo el nogal y te duermes en mi regazo,
junto a la brisa costera de día domingo después de almuerzo.
En mis soledades estarás…
Para siempre.
(Te enamoraste de un soñador y un escritor, por lo tanto nunca morirás)