lunes, 19 de marzo de 2012

Equinoccio.


Intersección de la verticalidad de un lugar y la esfera celeste. Eso es cenit, el momento en que la traslación del cuerpo se aleja de su referencial. Relativamente el tractal ha sido útil, dada las circunstancias repetitivas de épocas anteriores en los espacios vacíos que sutilmente han de repetirse. Esa bipolaridad de marzo que acaece en un orgullo total de abril y el póstumo arrepentimiento de mayo. Es menos cíclico que las veces que navegas en mis neuronas. Si bien, el rocío muere en abril, correspondiendo a la versatilidad de vastas emociones y no a una persona concreta. Ese mismo es el punto que no me liga a una vida en paz con quien amo, sino con quien odio. Es la zona en la corteza cerebral en donde se junta el ying con el yang. De momentos follan, de momentos se apuñalan y en instantes se recuerdan y a lo lejos extrañan olvidarse.

La transición abarca ejes que exigen sufrimiento al memorizar escenarios parejos, paralelos y equivalentes en sus similitudes y obviedades. Tienes el rastrillo perdido del jardinero que busca en el cielo, las raíces de cordura y franqueza que en la tierra nunca pudo forjar. No es que me dé por vencido, es que mientras más busco menos tengo la respuesta que ando buscando. Y el planeta se sigue inclinando, emancipándose ciegamente de la estrella iluminadora de la vida. Ahora busca, por cuenta propia, el bombardeo en las nubes y el viento durante seis meses. Involucrarse por un montón de razones equivocadas, tenerse y ponerse agresivos entre ambos, haciéndoce mucho daño. Esas situaciones que hacen recordar la petición de un joven arrepentido que hace un año murió para vivir, pero vivió muriendo.

Terminologías ausentes: Ánimo, encanto, sonrisa, motivo, inspiración.

Alega el sordo el haber escuchado un ruido que no pidió, una eufonía que no le corresponde. Una canción sin letras y una letra sin fondo. Si el lago es de fuego, no permitiría que seas brasas del magma que no mereces. Las callosidades de mis pies te indican que ya pasé alguna vez por acá y salí vivo del infierno constante que los pensamientos de mi esencia han edificado.

No llores, corre y sonríe.

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